Pero no fue sino hacia los
siglos XVI y XVII que el uso del corset se difundió como una prenda usada por
todas las mujeres, independientemente de su posición social.
Como muestran los cuadros
del Renacimiento, aquellos primeros corsés eran particularmente rígidos e
incómodos, aunque su fin siempre fue el mismo, mantener una postura erguida,
levantando o aplanando el busto, afinando la cintura.El esqueleto de la prenda se armaba con
varillas de hierro o madera, también de hueso de ballena.
La moda comenzó en España y Francia más a finales del Siglo XVII, aquí los corsets se volvieron más elaborados y fueron una parte esencial de la imagen con faldas voluminosas, pequeños abrigos y el aro entrelazado en el corset que empujaba el pecho hacia arriba, la imagen ideal y voluptuosa de una mujer en un evento social
.
Hacia finales de este siglo y principios
del s. XVIII los corsés eran un poco más cortos y tenían una forma cónica
invertida, levantaba el busto y mantenía una excelente postura creando un torso
con forma de “V”.
En el siglo XVII la prenda ya era usada también por los
hombres, los niños y niñas a partir de los 7 u 8 años, principalmente en las
clases sociales más altas.
Hacia el 1860 el corsé se acorta: sube de la parte de
abajo y baja de la parte de arriba: cubre a penas los pezones. Se pone de moda
llevar el pecho bajo. El corsé describe una forma muy parecida a la de una
bañera, es por eso que se llaman corsés bañera.
Hacia el año 1870, el corsé se alarga, encontramos
piezas de materiales elásticos, materiales nuevos en aquel entonces, que se
utilizan generalmente en las piezas triangulares de las caderas.
El
Corsé Sablier que entallaba mucho
a nivel de cintura, dejaba mucho espacio entre la cintura y el vientre y por
consecuencia los órganos internos y la piel tenía tendencia a desplazarse hacia
abajo, lo que podía provocar a largo tiempo la ptosis y protuberancias en el bajo vientre.
Las pinturas de la época dan cuenta gráficamente de las cinturas que aquellas damas esculpían tirando fuertemente de los cordones de sus corsés.
A mediados del s. XVIII los corsés volvieron a ser el centro
de la moda en tanto se hacía la transición hacia los famosos corsés
victorianos.
Contrario a las comunes
concepciones acerca de los corsés victorianos, no todas las mujeres apretaban
sus corsés al extremo y mucho menos a diario. Tampoco removían sus costillas
quirúrgicamente, ni les provocaba tuberculosis, ni les dañaba la columna.
Sin embargo, el continuo
uso del corset
extremadamente ajustado, les podía llegar a deformar la cavidad pulmonar, y
provocar el desplazamiento de órganos.
Las damas de la alta sociedad se reservaban el “tight lacing” para eventos formales tales como bailes o reuniones sociales. Y en estos momentos era cuando, si se excedían, les podría ocasionar desmayos, por la reducción de la caja torácica que privaba a los pulmones de recibir el aire necesario.
Aunque Napoleón odiaba el corset,
al que llamaba
“El asesino de la raza humana”, sus dos
esposas usaban la prenda.
El motivo de los odios de Napoleón hacia el corset
era político-militar pues él consideraba que la
prenda tenía efectos negativos
sobre la natalidad y
sus intenciones militares necesitaban de
nacimientos
masivos para los futuros soldados de la patria.
Después de la segunda guerra mundial, las mujeres
reaccionaron unidas
contra la exigencia de resaltar el busto y las caderas, la
igualdad entre los
sexos se convirtió en una demanda femenina pero el resultado
fue que las
damas se masculinizaron y hacían esfuerzos por parecerse más y más
al hombre.
En los años 30 el corsé propiamente dicho deja de
existir, aparecen las fajas elásticas en colores beige y rosas y
continuarán hasta los años 70.
Sobretodo entre los años 50 y 60 gracias a Christian
Dior y las pin-up americanas, las
mujeres vuelven a reencontrarse con su cintura.
Algunos corsés stricto sensu se siguen fabricando, pero sobre todo para cine y teatro. Ha dejado su huella en la lencería femenina, pero ya no reduce la cintura, no está en-varillada aunque sigue siendo estética.
A
finales del siglo pasado, el corsé reapareció, al principio de forma tímida y
esporádica en la década de los 80’ y de forma mucho más decidida a finales de
los 90’.
Actualmente
podemos encontrar corsés realizados en marcas de prêt à porter así como realizados por verdaderos corseteros.
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