Es un hecho muy grave, el fenómeno se inició en Estados Unidos, tras una década de crecimiento económico, incremento del endeudamiento y especulación bursátil, con beneficios rápidos y fáciles. Habitualmente se señala como primer síntoma claro, o como detonante -dependiendo de interpretaciones-, de la Depresión el 24 de octubre de 1929 (Jueves Negro), con el desplome de la Bolsa de Nueva York y la pérdida vertiginosa del valor de las acciones allí cotizadas, aunque la contracción de la economía había comenzado en el primer semestre de 1929.
El desplome del precio de las acciones fue extraordinariamente intenso, alcanzando tintes dramáticos. Gran número de inversionistas vieron cómo su dinero, en muchos casos tomado a crédito, se volatilizaba en cuestión de días. El crash bursátil motivó una reacción en cadena en el sistema financiero, con numerosos bancos que empezaron a tener problemas de solvencia y de liquidez al acentuarse la desconfianza en su capacidad de reembolsar a los depositantes. Aumento constante del precio de las acciones de Wall Street: La crisis se da por una prosperidad falsa que al principio las ganancias en acciones eran muy rápidas pero no con bases reales. La llegada de los 30 trajo consigo la gran depresión de la bolsa. Muchos se quedaron sin trabajo, y los que tenían no ganaban lo suficiente. Con esa situación, estar a la moda pasó a ser un lujo. Nadie tenía dinero para comprar zapatos y ropa nueva, al menos no masivamente. La idea era preservar, el mayor tiempo posible, lo que había en el armario. La industria de la moda debió adaptarse a los tiempos de crisis y crear para un mercado con un poder adquisitivo bajo. Para la mujer se impuso un estilo más femenino y liviano. La flapper quedó atrás. El largo de los vestidos y las faldas cayó hasta los tobillos.
En los treinta, la ropa comienza a ser mucho más práctica. La silueta vuelve a cambiar, descendiendo la cintura a su posición anatómica, marcando el talle y ensanchándose los hombros. Se populariza el traje de chaqueta para calle y se elige para fiesta los vestidos con grandes escotes en la espalda así como abrigos largos con pieles. La gran revolución es la falda corta que surge a mediados de la década anterior. Los sombreros desaparecen y se vuelve a dejar crecer el pelo. Se lleva, ser o parecer alta. En USA comienza la fabricación en serie de modelos comprados en Paris.
Triunfan: COCO CHANEL, NINA RICCI, ELSA SCHIAPARRELLI, MAINBOCHER, AUGUSTABERNARD
En los años treinta se impuso junto el vestido el uso de falda y blusa, porque resultaba muy práctica durante el día, sobre todo en el caso de mujeres que trabajaban en una oficina. A su vez apareció el bolero, una chaquetilla corta a la altura de la cintura. Las faldas eran estrechas y llegaban a la altura de la pantorrilla podían tener pliegues o bien forma de campana. A finales de la década la línea que seguía la moda se había vuelto muy seria y funcional, esto se debía por un lado a la escasez de materiales durante la guerra y por otro a la influencia militar.
DECEDA DE LOS RISOS
Los peinados en esa época eran normalmente moldeados con rulos. También se solían hacer unas ondas con anillas con la raya a un lado. Fue en las Olimpiadas del 36 en Berlín, cuando se pone de moda el peinado en el que el cabello se dobla hacia arriba formando un gran bucle. Eran tiempos en donde el color rubio platino hizo estragos.
MAQUILLAJE
El anhelado look fresco se conseguía con miles de trucos. Un lápiz para las depiladas y semicirculares cejas, colorete, delineador de labios, sombras doradas y plateadas y pestañas postizas. Como lienzo, la piel bajo el polvo compacto que inventó Max Factor. El resultado final era tan poco natural como las cabelleras rubias, semilargas y onduladas del momento.
LOS SOMBREROS SE MINIMISAN
La indumentaria femenina incluía necesariamente guantes y sombrero. En contraste con la tendencia general al vestuario práctico, las mujeres se permitían los sombreros más extravagantes. Al principio, eran pequeños y planos y se sujetaban al pelo con agujas. A continuación, se pusieron muy de moda los modelos más diversos: con forma de campana, de plato, o cualquier derroche de fantasía.
las casas de sombreros tenían un lugar relevante entre las de alta costura y había casas especializadas como la del matrimonio de artesanos Ferruccio, de origen italiano. “Como los sombreros eran usados en todas las clases sociales, en los barrios era muy común el oficio de sombrerera. No sólo se hacían sino que también se enseñaba su confección a las mujeres de la clase media”, explica.
TIPO DE BELLEZZA
El estilo de la década: la mujer debía ser delgada, pero femenina de manera que no debía esconder sus curvas; debía tener un aspecto atlético, natural y cuidado, además de estar morena. Se llevaba el maquillaje mucho más natural que el de los años veinte, y en cuanto al cabello, se llevaba más largo cómo mínimo media melena- y se peinaba cuidadosamente en ondas. El color de moda era el rubio y el rostro debía tener una limpieza transparente, como el de las estrellas de cine.
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